El agua constituye dos tercios del peso de tu cuerpo y desarrolla un sinfín de funciones en tu organismo, que incluyen desde ser un solvente, un cargador de nutrientes, un regulador de la temperatura y un desintoxicante del cuerpo. Mantener la hidratación puede tener una profunda influencia en los niveles de vitalidad y energía, incluyendo la agudeza mental. Trata de tomar el agua suficiente como para que tu orina salga casi transparente durante todo el día. Otra táctica que puede ayudarte es siempre cargar una botella de agua en la mano. El sol, y la Vitamina D que este fija en el cuerpo, se asocia a un amplio espectro de beneficios para el cuerpo, incluyendo la reducción del riesgo de varios tipos de cáncer, enfermedades del corazón, esclerosis múltiple y osteoporosis, así como la mejora del sistema inmune. Eso sí, asegúrate de usar protector solar, pues mientras debes evitar quemarte, también necesitas la mayor exposición al sol para una buena salud.
Los bajos niveles de sol en el invierno (o si vives en ciudades frías, como los capitalinos), pueden hacer que no estés muy bien de ánimo. Incluso si hace frío, trata de tener una exposición a la luz del día. Aprovecha para usar ropa que no podrías usar en una playa, como abrigos (uno rojo con vestido negro y tacones negros puede ser muy chic… muy Audrey Hepburn), bufandas de cachemir (son adorables), guantes de cuero, y algún sombrero de moda (pero asesórate con tu amiga más fashion). Dormir no sólo mejora tu capacidad y energía metal y física, también reduce el riesgo de enfermedades crónicas y mejora la longevidad. Duerme 8 horas diarias. Además, lo que dormir hace para tu piel es increíble. La regenera. Una estrategia simple que asegura que duermas lo suficiente es ir a la cama más temprano. Estar metida entre las cobijas a las 10 de la noche es una increíble inversión en términos de tu salud, a corto y largo plazo. Aprovecha. No hay nada más placentero que llegar extenuada, lavarte la cara, meterte calentita entre tu pijama, y ¡a la cama!,
Hacer el bien no sólo es bueno para los demás, el beneficio es el mismo para ti. Puede ser desde una llamada a alguien que quieres, y con quien habías perdido contacto, ceder tu puesto en el bus o en la sala de espera, comprar algo de comer para alguien que lo necesita, o darle un ramo de flores a tu mamá (o a tu mejor amiga). Trata de hacer un acto de bondad cada día (aunque, generalmente hablando, entre más, mejor).
La vida moderna tiende a ser inmensamente aspiracional, y, como resultado, podremos vernos fácilmente persiguiendo una eterna lista de cosas que debemos ser y hacer, (y tener, puesto que muchas son materiales) para ser felices. Muchos de nosotros gastamos más tiempo enfocándonos en lo que no tenemos, en vez de lo que hacemos. Cambia esa actitud. Puedes mejorar tu ánimo desde dar gracias en la mañana por los amigos que tienes, por la familia, porque dormiste feliz en una cama suave, por que el sol entra exquisitamente por la ventana, porque vas a iniciar el día con tu desayuno favorito. Saca lo bueno de las pequeñas cosas y camina pequeños pasos hacia tu destino soñado.